Un día gris como cualquier otro, un color se animó a volar.
En un mar de llanto se sumergió un pañuelo.
El abrazo llegó para echar al frío, y darle la bienvenida a una sonrisa.
Por la mueca de la risa, se asomó una frase.
"Te quiero", susurró sincera tu boca,
para llegar a mis oídos y volverse canción.
Dulce el sabor, que supo amargo.
Ya no río para no llorar, ahora lloro de la risa.
Eme. :)
16 julio, 2010 04:25
Benditos sean los colores que se animan a volar ♥. Me alegro por tus risas :).