Me encontraba resumiendo un texto sobre China y su apertura económica y política. El presidente Jiang Zemin insistía en la triple representatividad para incluir en el ámbito político personas de distintos sectores sociales. Con un resaltador verde iba señalando lo que, a mi entender, resultaba lo más interesante e importante. En pocas palabras, trataba de resumir varios párrafos en uno solo que pudiera darme una visión mucho más amplia y concreta de la década de los noventa en el país asiático.
A esto, que no resulta ser mucho de mi agrado, ya que es un tema que no elegiría a la hora de interiorizarme por hobbie, se le suma Mara. Mi perra insistiendo en sentarse sobre mis piernas que, a causa de una vieja costumbre, las coloco como un indio, aún sentada en una silla.
No se si no entiende que su tamaño no es el de un perro caniche, o si lo entiende y sin embargo insiste en hacerme compañía. Pero en una de mis distracciones me detuve a mirarla.
Los perros no tienen segundas guerras mundiales, sistemas económicos, ni representantes políticos.
Eme. :)
14 septiembre, 2010 15:02
Tal vez por eso son tan felices y su mirada es tan tierna. Pocas veces saben de dolores. Creo que el dolor que más presencian, es el humano. Y suelen hacer todo lo que esté a su alcance para vernos mejor.
Extraño que Morella me pida upa :(. Creo que ella sí entendió que ya no es de contextura pequeña xD.
Aguante Mara ♥. Es hermosa.
19 septiembre, 2010 10:34
Excelente reflexión. Los animales continuan con su instinto, y actuan como la naturaleza les enseño, en cambio nosotros siempre atentamos contra ella. Te sigo.
Pasate por mi blog y conoceme, y si lo gustas, me sigues para mantener comunicación. Saludos
19 septiembre, 2010 15:12
Los perros viven la vida simple y son puro instinto, estoy muy de acuerdo con Almenara. Mi perra también me pide upa cada dos por tres, su tamaño tampoco es el de un perro caniche, más bien es un boxer y bastante grande. Pero yo le hago upa porque no soporto su mirada de súplica jaja. Un beso, te sigo! :)
23 septiembre, 2010 10:31
La ignorancia muchas veces ayuda a la hora de ser feliz. Los que no saben lo que pasa alrededor, los que no se preocupan por lo que sucede, aquellos que viven pensando en que son el ombligo del mundo y solamente ellos existen, suelen ser más felices. Pero su felicidad es mediocre, limitada, básica, como la de un perro, como vos comentás en tu relato... Porque a los perros nada les importa, así viven y así son "felices", pero no les queda otra.. Que como seres humanos, racionales y superiores al resto de los animales, no aprovechemos nuestras aptitudes para ser ricamente felices, me suena a falencia.
Hace rato que no me pegaba una vueltita, te mando un beso grande.
24 septiembre, 2010 15:18
Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro.
26 septiembre, 2010 08:32
Hola:
Es mi primera vez por tu espacio. Pero me he llevado una buena sensación. Te sigo. Me encanta tu blog.
Por cierto, buena entrada y bellos ojos tienes.
Besitos.
26 septiembre, 2010 08:37
=) curioso,sencillo y encantador ^^
bsS