En este mundo, nada es lo que parece,
las apariencias engañan.
Aquella sonrisa esconde detrás una gran tristeza.
Las lágrimas de cocodrilo, simulan una piedad que no existe.
Aquel abrazo que pretendía ser reconfortante, casi me ahoga en su falsedad.
La gente engaña y se deja engañar.
Quizás esté más ciego el oficinista que pasa por al lado del no vidente y no es capaz de pararse a ayudarlo a cruzar la calle, que la propia víctima que se lanza a una realidad desconocida,
con mucha mas transparencia, que su oscuro traje.
Eme. :)
17 junio, 2010 00:39
vivimos rodeados de falsedad, y somos pocos a los que nos gustaría cambiar el mundo..
17 junio, 2010 03:24
Ningun engaño permanece el tiempo suficiente, por eso quien se viste de verdad siempre prevalece
vigila la c eme