Esa obsesión de no verme sola,
por saberme la única que no tiene con quien compartir un abrazo.
Esa obsesión es lo que me lleva a pensarte,
a traerte todas las noches a mi habitación, a desearte.
Ese capricho que causa dolor, tan irritante para la dignidad.
Esas ganas de estar, de ser.
Esa especie de estandarte de guerra, que es este sentir recurrente
es lo que me lleva estar escribiendo, en soledad.
Insistir en reflejar la tristeza, me entristece.
Obligar a mi corazón a abrirse por la noche, duele.
Pero meses después, otra situación distinta
cambia las cosas.
Leerme, hace valorarme, valorar.
Leerme, sana.
Eme. :)
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