Sucedió uno de esos momentos en la vida, en donde te das cuenta de algo.
Como un dominó, no solo cae una ficha. Te caen todas. Y juntas.
La realidad, se transforma.
Lo que sabías, o creíste saber, se evapora.
Lo que no sabías o creíste no saber, emerge.
La duda se vuelve certeza, para traerte un dolor de cabeza.
Aquella verdad que negabas, que supiste controlar, pide salir.
Grita tan fuerte, que no solo la oye tu conciencia.
La oyen tus labios.
Y en ese instante, te acercas a él.
E intensamente, lo besas.
La misma receta funciona para él.
Como un dominó comienzan a caer sus fichas.
El comienzo de la caída fue en tu boca, y el final será en tu corazón.
Eme. :)
27 mayo, 2010 07:30
Es verdad. Y uma vez, también, que topamos la primera ficha, no hay vuelta atrás..